sábado, 19 de marzo de 2011

de lo último

Creo que nadie está listo para "los últimos"...
Hace rato, estaba pensando en mis últimos momentos de cosas particulares. Todo esto, porque el día de ayer, renuncié a mi primer trabajo de "oficina" relacionado con la comida, pero no con la cocina en sí. Quién me hubiera dicho, que esta semana que termina, hubiera sido la "última". Si alguien me hubiera dicho que así sería, ¿algo habría sido diferente?. No lo sé.
Eso me lleva a cosas más significativas que el "último día de trabajo"; el cual fue una experiencia horrenda y por ello renuncié.
Pero qué hubiera pasado, si alguien me hubiera platicado que esa cena iba a ser la última juntos... habría pedido ese horrible postre de mango y le hubiera dicho que sí me gustaba ese feo restaurante que él catalogaba, como de precio justo y buena comida... Diferí totalmente de ambas percepciones. La comida era tan mala, que el precio me parecía injusto. El aire acondicionado falló y mi bufanda se empapó del agua que se había condensado.
O qué hubiera hecho diferente, si esa cena en el Fiesole, iba a ser la última con ese otro... ¿le hubiera sostenido la mano durante toda la cena como pasó?, lo hubiera dejado hablar como lo hice, o habría descendido de su coche antes de tener nuestra "última conversación".
No sé si estoy lista para muchos últimos.
Mi último beso con él, cuando nos despedimos, diciéndome que yo exigía demasiado de él y que no podía vivir a la imagen del hombre que yo tenía en mente; un 30 de abril, de hace ya muchos años atrás.
Esa última vez en el cine, esa última caricia en el pelo, esa última pelea, esa última vez donde cerré los ojos y me pegué a su cuello.
Esa última memoria de su olor, de su voz.... la última llamada telefónica.
Qué habría mejorado o empeorado, si hubiera sabido que esa última conversación que tuvimos, cuando me dijo aquél, que había cortado con su novia, para luego volver con ella pocos días después, yo viajando ilusionada que a mi regreso estaríamos juntos. nunca pasó y terminé devastada.
En cada relación que he tenido, hay un poco de muerte... siempre hay un último; cuando alguno de los hombres que he amado en mi vida, se va, me deja ese agujero irreparable, que no me permite llenarlo con nada, salvo con las cenizas de lo que fuimos juntos.
Es entonces que cada uno de nosotros es una pequeña urna, un pequeño cementerio. cargamos los restos de lo que un día fuimos con alguien, con algo, con uno mismo... pero eso es la vida, creo yo. Tener las cenizas dentro, para recordarnos que cada día puede ser el último y que por ende hay que vivirlo como el primero.
Creo.

1 comentario:

  1. Hola, acabo de conocer tu blog y me ha parecido que tienes recetas muy interesante, espero seguir viéndonos por aquí. Un saludo www.elpatodechocolate.blogspot.com

    ResponderBorrar