domingo, 12 de junio de 2011

La ciudad que nunca duerme.

No hay calificativo más acertado para NY que la ciudad que NUNCA duerme. No sólo su metro funcionando 24 horas, sus restaurantes y bares que cierran sumamente tarde, varias cadenas de supermercados que están abiertas todos los días todo el día; eso no es lo importante de NY; es lo que te deja en el alma.
Un mes de hacer y deshacer. Un mes de estar, caminar, pensar,leer, escuchar ver y sobre todo, sentir.
La brújula se me activó un día, por la mañana, de camino a Brooklyn. Iba en el metro, cruzando el puente y se prendió. No hubo un aviso, ni una alarma; sentí cómo era ÉL momento. Uno está tranquilo, escuchando una canción en un iPod prestado y oh sorpresa, se te activa la brújula. Ya sabes que tu norte está en el norte y el sur al sur.
Ya NO hay pretextos, ya tiene rumbo, falta trazar la ruta.
No hay cosa más acertada que despertar por fin, en la ciudad que nunca duerme.
Estoy despierta y lista para todo lo que viene, que es mucho, viene fuerte, pide demasiado, pero pinta para retribuir más de lo que uno esperaría.
Ya se echó a andar este reloj, esta brújula, esta vida que no alcanza pero sobra a la vez.
Estoy feliz, todo pinta para mucha cocina, muchos sabores y sobre todo: muchas alegrías.

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