Tod@s venimos de algún sitio.
Las historias de cada un@ de nosotr@s nos hacen "únic@s e irrepetibles".
La vida es injusta. Eso es seguro. Vivimos en un mundo donde unos tienen mucho, otros más o menos y otros no cuentan ni con lo mínimo indispensable.
El www.hombrelobodelhombre.com es un hijísimo de su madre que siempre quiere tener más y más...
MEREZCO, QUIERO, NECESITO, ME URGE, NO PUEDO VIVIR SIN.... son palabras que salen de nuestras sacrosantas bocas un día sí y otro también.
Nací en una familia que ha podido ofrecerme muchas facilidades y cosas maravillosas. Educación a nivel licenciatura (no una si no dos veces... qué pena la gastadera caray); viajes, coche, ropa, etc etc. La lista es grande y la cuenta resulta en números elevados, para un país donde hay 60 millones de pobres.
Agradezco infinitamente lo que tengo y a veces miento madres de lo que no tengo:
"ay qué daría yo por tener un avioncito privado y evitarme estas pinchis colas en el aeropuerto"...
"un departamentito aquí nomás en Champs Elysées no me caería mal"...
"yo no pedí nacer.. y menos quedarme en este pinchi hostal, en Edimburgo"...
Esas(y muchas más) frases pedantes y requeté mamertas las he proferido.
He visitado restaurantes en donde el precio de un refresco equivale al salario mínimo por día de mi país... He dejado propinas más grandes fuera de mi patria. "Está mal visto dejar propinas menores al 18% en NY... pero en México dejando el pinchi mínimo 10%". He sido autora de estas vilezas de poca monta..
Pero la vida se encarga de ponernos en nuestro lugar... en recordarnos que nuestra pedantería tiene un precio... el dolor de la víscera hueca cuando hemos hecho acto de alguna jalada monumental que atenta contra otros directa o indirectamente.
Yo tengo una historia que me ha marcado de por vida... no es propiamente mía, pero me la he apropiado por la cercanía de los autores -Mis padres-.
Mi madre es una de las mujeres más bondadosas y caritativas que existen en este universo. Consciente del dolor del otro, empática y brillante, su labor como médico ha sido espectacular a lo largo de toda su carrera y es de las pocas personas que conozco que se levanta ilusionada de trabajar día con día.
Mi padre con un pasado complejo, lleno de carencias de todo tipo, es un hombre desprendido, consentidor, gastalón y despreocupado del "tener" y más ocupado en "el dar".
Ellos han trabajado como mulas de carga y no han recibido herencias ni regalos de nadie... todo lo que tienen es por mérito propio y para mí son un gran ejemplo (y un estándar muy cabrón).
En una ocasión, mi madre fue invitada a un fin de semana a un Campamento de niños con Leucemia. Ella coordinaría un taller para los padres de dichos morrillos. Yo estaba fuera de México y asistieron mi papá y mi hermano menor. Llegaron a un lugar del IMSS, en algún lugar de Morelos.
Mi mamá me escribió.. llegamos al lugar.. no me quiero ni quitar los zapatos... la alfombra me da terror... eso fue un viernes por la tarde.
La cena estaba programada a las 8 pm. A las 8:30 pm, notando que faltaba más de la mitad de la comitiva infantil, los organizadores del campamento fueron a ver qué pasaba. Nadie podía encontrar a los niños.... Luego de una búsqueda de 5 minutos, localizaron a todos en la zona de regaderas. La gran mayoría de los niños lloraba de alegría al estarse bañando POR PRIMERA VEZ en una regadera. "Doctorcita, es que el agua está calientita, otro ratito más", "es que sale el agua del techo y no de la jícara", "esta tinita está bien deliciosa, con agüita caliente"....
La cena se postergó hasta las 9 pm. los niños salieron felices y llegaron al comedor a comer algo que seguramente la bola de mamones gourmands que conozco y de los que formo parte, hubiéramos calificado de terible.
Cuando mi madre me platicó esta historia.. sentí un hueco en el estómago y lágrimas escurrían por mis mejillas.... EN QUÉ PINCHE MOMENTO PERDIMOS LA PERSPECTIVA. Mi madre me dijo que en ese segundo olvidó la alfombra sucia y las sábanas "de dudosa procedencia" y pasó dos noches en ese hotel "de mala muerte" como si hubieran sido en la suite más lujosa del Waldorf Astoria.
Esos niños no tenían NADA... ni agua caliente y menos salud. De un grupo de casi 30 morritos, quedan vivos menos de 5.
Conocer la regadera y el agua caliente se convirtió en uno de los gozos más grandes de su vida.
Yo conozco gente que no disfruta ni un poquito lo que tiene... "tal vino estaba muy astringente, tal cerveza muy pasada de x lúpulo", "la textura del plato Y me decepcionó".... honestamente sólo puedo decir... QUÉ INIFINITA HUEVA. Me incluyo.. yo fui así por años y a veces tengo mis rachas de www.medoyhueva.com.
Hoy disfruto por igual un clamato con cerveza Corona preparado por mi tío de Torreón que una cerveza artesanal mexicana... hoy le he perdido "el horror" a muchísimos platillos que no era ni capaz de tocar... Estoy recuperando la perspectiva. Disfrutar por estar viva, porque puedo comer, visitar, viajar, bailar, reír, escuchar, ver.... por todo.. lo que pasa y lo que no pasa.
Cada vez que empiezo a perder el piso en cualquier ámbito de mi vida, recuerdo esa regadera y a esos niños...
Quítense el traje de mamonería y arrogancia que seguramente traen much@s de ustedes... A disfrutar la vida que es UNA...
R-E-L-Á-J-E-N-S-E
Que cada cosa nueva sea "esa regadera de agüita caliente bien deliciosa".... una sorpresa y un gozo.
M
" No tengo miedo"
Hace 7 años.