Las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado, se los pierde.
William George Ward
Soy fiel partidaria de dar segundas oportunidades (en algunos casos, terceras, cuartas, infinitas)...
Para pocas cosas soy intransigente (pero sí lo soy cuando amerita, creo).
Como cocinera no hay algo que NO cocine, pero sí hay cosas que NO como (con frecuencia o gran gusto).
El pan: crimen terrible de mi parte no comer pan. No soy fan del migajón... no me gustan los panes con harta "masita" como el pan de muerto, las conchas y demás amigos. Soy más partidaria de panes hechos con hojaldre o danesa en el equipo de lo dulce...tiene crema o chocolate? i'm in... es un pan con azúcar o algo de ese estilo? no thanks... no es personal. En lo salado.. me gusta la baguette porque tiene "costra" crujiente... le quito el migajón y dejo el "caparazón", la focaccia no es un mal pan.. bajito, herbáceo, muy amigable para mí.
Con esto no quiero decir que no me guste hacer pan. AMO hacerlo. Pero como todo en la vida, para hacer cosas no deben de gustarnos tanto (sólo algunas, claro). No sé en qué momento el pan y yo dejamos esa bella amistad... pero tengo que darle una segunda oportunidad. Claro que cuando voy a cenar, debo reconocer el placer que causa el tomar un trozo de pan y pasarlo por una salsa (pésima etiqueta social, majestuosa etiqueta culinaria); pero ese momento no es por el pan, es un mero vehículo comestible para tener acceso a más salsa.
Trataré pues, de comer pan con más gusto (que no con más frecuencia)... sé del amor que hay dentro de cada hogaza, en cada rebanada... el panadero está en el migajón, en el amasado, en la costra...
Uno deja un poco de sí, dentro de cada cosa que hace como cocinero.
Trataré pues, de comer pan con más gusto (que no con más frecuencia)... sé del amor que hay dentro de cada hogaza, en cada rebanada... el panadero está en el migajón, en el amasado, en la costra...
Uno deja un poco de sí, dentro de cada cosa que hace como cocinero.
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