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martes, 21 de agosto de 2012

El amor y sus momentos

Mientras trabajaba escribiendo sobre panes, me topé con una de las películas que más he visto en la vida: Orgullo y Prejuicio con Keira Knightley.

Soy una fan from hell de Jane Austen y cualquier cosa que haya escrito ha sido leída por mí.
Hay una escena en particular en la película que me provoca un dolor de panza como sólo esos que se sienten cuando uno está enamorado... sí.. he visto esa película varias decenas de veces y sigo emocionándome hasta las lágrimas en ese momento. Es la escena donde la adorada Lizzie Benett se para al lado de un peñasco o como gusten llamarle... los colores, el viento, la soledad, el miedo a caerse, el sol, el frío... todo me recuerda tantísimo al amor... así me parece que uno se siente cuando ama alguien...

Muchas otras cosas en esta vida me recuerdan al amor....

El momento en el que estás haciendo una masa y al vaciarla en el molde te queda la espátula con un poco de masa y tienes que probarla.... cuando empecé a hornear, dejaba un poco de la masa en el recipiente para poder probarla, pues la espátula y su delgada capa no serían suficientes... nada se compara al sabor de una masa sin cocinar... alguna vez ya me enfermé por comer masa cruda... igualito que el amor.


Otro momento es cuando un panqué empieza a crecer en el horno.. nada como ver desde la ventanita del horno como va subiendo el volumen, como crece y se forma una costra... si se abre la puerta por la urgencia, el panqué se baja y pierde su textura.... el horno puede abrirse cuando el olor a pan cocido y dulzón llenan la sala... como en el amor, hay que ser pacientes y esperar a que sea el momento, para evitar que se baje y no funcione.

El momento en que llegas a un restaurante y te presentan un menú... siempre hay una ligera adrenalina al ver qué depara la cena (o comida o desayuno).... Alguien más nos ofrecerá algo desde sus adentros (su cocina) y nosotros podremos elegir con qué seremos sorprendid@s .... será una entradita ligera, una sopa, ensalada o directamente saltaremos al plato fuerte? haremos lugar para el postre o nos llenaremos antes? alcanzaremos a probar algún coctelito, vino o nos quedaremos entregados a otras bebidas como refrescos o limonadas... Aventurarse, salirse del molde, pedir lo más raro, lo más caro, lo más barato, lo vegetariano, el especial del día, lo mismo de siempre.... lo que pedimos en un restaurante habla mucho de nosotros (y nuestra manera de relacionarnos en la vida).

El instante en que bajas de un avión y llegas a un lugar que no conoces... esperar tu maleta, salir de la sala, buscar un transporte que te lleve a tu destino es una cosa muy peculiar... todo es nuevo, no sabes qué pasa, a dónde vas, cómo llegarás... ir en el taxi camino a tu hotel y empezar a hacer un rápido sondeo de la ciudad es mi momento favorito.... ver rápidamente los edificios y las calles pasar, los letreros, los restaurantes, los ríos, los camiones, el mar, lo que sea que esa ciudad te ofrezca. Después de esa primera mirada, nada será lo mismo... un cortísimo enamoramiento, para dar paso al amor.... descubrir las entrañas de la ciudad, sus pros y sus contras... qué sí y qué no.

El caminar a la orilla del mar, sentir el momento en que el mar toca tus pies y el primer instinto es quitarse, el frío del agua y tal vez la sensación de la espuma del mar tardan unos momentos en llegar al consciente (por lo menos al mío) y me dan ganas de correr... pero recuerdo que es el mar y que me hace muy feliz y me quedo caminando allí. El frío inicial se quita y los pies "se aclimatan". Cuando menos te das cuenta ya te metiste a nadar porque sabes que no hay nada como estar en el océano y sentir cómo la sal del agua te llena todo el cuerpo.

Después de que la masa se ha horneado, sacarla del horno y tomar una pieza de lo horneado, todavía caliente, quemándose los dedos y la lengua por la desesperación de probarla. No poder pensar en nada más, salvo en lo que lo que acaba de salir del horno fue hecho por nosotros, con nuestras manos, saber si la receta valió la pena o tendrá que mejorarse... confirmar que lo que se hizo es delicioso llena el alma más que todo el dinero del mundo (tal vez exagero, no despreciaría todo el dinero del mundo pues podría seguir horneando).

Planear un menú: dar a un cliente lo que uno tiene y ocultar lo que no... No todos los cocineros son expertos en todo.. uno siempre pone su mejor cara y sus mejores recetas de entrada. Si el cliente le pide si "no puedes hacerme tal" y no sabes cómo, tienes dos opciones.. intentarlo o llevarlo por otro camino, para que al final, cambie de idea... Queremos brillar con lo que sabemos y podemos hacer. Sentirnos seguros, no amenzados, movernos como "peces en el agua"¿Algo más parecido al amor? lo dudo.

Como el amor  se siente (creo)

















¿Cómo no amar esta vida? si lo único que hace es regalarnos momentos de enamoramiento y amor continuos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Me gustaría mucho...

Contarles que tengo una fabulosa historia de amor.
Contarles que tengo un huerto personal y perfecto.
Contarles que nunca había sido tan feliz.
Contarles que nunca había tenido tanto dinero.

Pero no puedo contarles nada de eso... sólo que tengo un enamoramiento con los macarons y el chocolate, que tengo q dominar su fabricación y manejo (respectivamente).
Son esos amores que no lastiman y que nutren el alma.... Pero que te llenan de kilos.. pero bueno, ya qué le hacemos a esto.
Estoy cocinando bastante, horneando algo diferente dos o tres veces al día...
Ando hormonal y con ganas de algo dulce y algo picante.
Que Dios guarde la hora...
Es el principio del fin.

domingo, 27 de marzo de 2011

Rompecabezas culinarios

Cada vez que me cuestiono, cómo es posible que alguien que no cocinaba nada y estaba en formación para ser una Dra, se decidió por la Gastronomía y hacer de su vida el cocinar para otros; se me aparecen nuevas respuestas.

Una de ellas es mi amor absoluto por los rompecabezas. Soy la típica tetaza que ama hacer rompecabezas, jugar juegos que los incluyan, encontrar pistas, y pura jalada de ese estilo. LO AMO! Carajo, si amo acomodar los platos y demás trastes sucios para lavarlos, no hay cuestionamiento de que ame acomodar piezas.

Cocinar para mí, es una manera de armar rompecabezas. Uno empieza con la idea, o sea la imagen. Sigue con el voltear las piezas y acomodarlas por órden, los colores similares, los que tienen bordes de un ladito, pa empezar a hacer el marco....

Pasa lo mismo, en la cocina se hace el mise en place, que es... acomodar todo: lavar, pelar, cortar... todo listo para darle el siguiente paso. Luego viene ya el armado.... uno empieza con el marco, pa darle contención a este asunto y no empezar de la nada. Igual con la comida... empieza uno con lo más tardado, las verduras que más tiempo tardan en cocerse, van al fuego primero; así va moviéndose uno en la cocina, aprendiendo de los tiempos de las cosas. Hasta que está todo a su tiempo y momento, igual el rompecabecitas... acaba uno el marco y se sigue.... Terminamos la cocinada, felices, pues planeamos una entrada, un fuerte y un postre, o tal vez hasta una sopa se nos juntó, una ensalada, la guarnición... la combinación es infinita... todo se va a armando en la cabeza del armador; que en este caso es el cocinero. A los amores, los amigos, la familia y sobre todo, a uno mismo... hay que darle su debido tiempo de cocción. Ni antes, ni después...

Yo soy de enamoramiento lento, pero seguro... soy como un tubérculo.Tal vez por eso amo con pasión las papas. La cocción es lenta, se inicia desde agua fría, pero cuando uno está listo,el otro se da cuenta... se nos abre el corazón y se ve tanto, que hasta se nos cae la cáscara... nos volvemos suaves y todo el sabor del almidón está expuesto.. agregue condimentos y listo.

Esas son mis piezas...

Así es la cocina.. a darle tiempo, paciencia, amor, acomodar todo para empezar seguros y listos y luego... disfrutar con los demás de lo que hicimos, sea un hermosísimo rompecabezas con un Klimt, como en mi cas@ o de una gran cocina para los demás y pa uno mismo.

A armar rompecabezas culinarios... cocinar a diferencia de los rompecabezas complejos es PARA TODAS LAS EDADES.

Y si te comes las piezas, qué mejor, para eso son.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El amor en la cocina, o cocinando el amor

El amor se parece mucho a la cocina....
  • El punto es lograr que la suma de todo combine y funcione.
  • El amor también es perecedero como los alimentos.
  • Te pasas de condimentos y la cosa se jode.
  • Estás de jeta y todo se va al carambas.
  • Demasiado empalague y las cosas tampoco son buenas.
  • Te apresuras y todo se acaba de volada.
  • No hay que ir con prisas o las cosas no saben igual.
  • Hay que ser aventurero y abierto al cambio, o siempre probaremos las mismas cosas.
  • Todo con un poquito de vino mejora, con demasiado ni te sabe.
  • Un olor o un sabor, te remontan a alguna historia pasada.
  • Sin postre, la cosa no sabe tan bien.
  • No hay que gastar mucho, para pasarla a gusto.
  • Todo sabe mejor en compañía de alguien.
  • No hay que contar calorías ni cobrar deudas pasadas.

Por último..

  • Los sabores, como el amor.. mientras más puro.. mejor ;)

Hay algo que se te ocurra a ti?